martes, 19 de mayo de 2009

29 meses... ... y a la espera!*






El bambú japonés.

No hay
que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla,
buen abono y riego. También es obvio que quien cultiva la tierra no se detiene
impaciente frente a la semilla sembrada, y grita con todas sus fuerzas: ¡Crece,
maldita seas! Hay algo muy curioso que sucede con el bambú y que lo transforma
en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de
regarla constantemente.Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En
realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal
punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas
infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis
semanas la planta de bambú crece¡más de 30metros! ¿Tardó sólo seis semanas
crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en
desarrollarse.Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este
bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener
el crecimiento que iba a tener después de siete años. Sin embargo, en la vida
cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos
apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento
interno y que éste requiere tiempo. Quizás por la misma impaciencia, muchos de
aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo
cuando ya estaban a punto de conquistar la meta. Es tarea difícil convencer al
impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y
saben esperar el momento adecuado. De igual manera es necesario entender que en
muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está
sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que
todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que
en tanto no bajemos los brazos -, ni abandonemos por no "ver" el resultado que
esperamos-, si está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo,
madurando. Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente
creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste
al fin se materialice.El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y
dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a
descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de
paciencia.Tiempo... Cómo nos cuestan las esperas, qué poco ejercitamos la
paciencia en este mundo agitado en el que vivimos... Apuramos a nuestros hijos
en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi... nosotros mismos hacemos las
cosas apurados, no se sabe bien por qué...Perdemos la fe cuando los resultados
no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos
generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés... ¿Para qué?Te
propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación. Si no
consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá solo estés echando raíces....







1 comentario:

Unknown dijo...

Hola familia, Ya os queda muy poquito para dar ese gran paso de gigante hacia vuestro/a peke. A modo de talismán de la buena suerte, teneis un pequeño regalito en nuestro blog, y cuando querais, podeis pasar a recogerlo.
Os enviamos un fuertee abrazo.